BAGDAD, 24 de agosto. Las fuerzas estadounidenses han dado el primer paso para desmantelar su gran base militar en Ain al Asad, situada en el oeste de Irak. También están comenzando a dejar atrás la base aérea secundaria de Victoria, que se encuentra cerca del bullicioso aeropuerto de Bagdad. Esta decisión no ha sido tomada a la ligera; viene como respuesta a las insistentes demandas del Gobierno iraquí, que lleva meses solicitando este cambio.
Un proceso lleno de tensiones
Las conversaciones entre ambos gobiernos se vieron interrumpidas el pasado agosto debido al aumento de las tensiones regionales y los ataques frecuentes por parte de milicias proiraníes. Fuentes de seguridad iraquíes han confirmado que las tropas norteamericanas se están dirigiendo hacia la región semiautónoma del Kurdistán y también hacia Kuwait. Sin embargo, un pequeño grupo, entre 2.500 y 3.000 efectivos, permanecerá para seguir apoyando en el entrenamiento de las fuerzas iraquíes.
El asesor ministerial iraquí Husein Alawi compartió recientemente con la agencia oficial INA que se espera que esta retirada se complete el próximo mes. Este movimiento forma parte del acuerdo establecido entre Irak y los miembros de la coalición internacional contra el Estado Islámico, cuyo objetivo es poner fin a una misión que ya ha logrado derrotar al grupo terrorista en términos territoriales dentro del país.
Alawi remarcó que esta retirada significará “una nueva fase de cooperación en seguridad”, donde los esfuerzos estarán centrados en asesorar y desarrollar las capacidades necesarias para fortalecer a las fuerzas de seguridad iraquíes. Un paso más hacia adelante en un camino complicado pero necesario.