En un giro inesperado de los acontecimientos, una segunda ola de derribos ha sacudido la región de Kursk, donde las autoridades han informado sobre un incendio en su planta nuclear. Todo comenzó cuando el Ejército ruso interceptó un dron ucraniano que, al caer, dejó sus restos impactando contra un transformador. Esto ocurrió a las 00:26 horas del 24 de agosto y, aunque no se reportaron víctimas, sí se registraron daños materiales.
Los bomberos se lanzaron rápidamente a la acción para sofocar las llamas. Afortunadamente, el incendio fue controlado sin heridos que lamentar, pero el incidente ha causado problemas operativos en varias unidades de la central. La unidad tres ha visto reducida su capacidad al 50%, mientras que la unidad cuatro está en mantenimiento programado. Las unidades uno y dos siguen funcionando, pero sin generar energía. Por ahora, las autoridades aseguran que los niveles de radiación están dentro de lo normal.
Incendios adicionales y caos aéreo
No solo Kursk ha sentido el impacto; también en Leningrado se han reportado incendios debido a los restos de varios drones ucranianos. El gobernador Alexander Drozdenko confirmó que una terminal del productor ruso Novatek está ardiendo por esta misma razón. En su canal de Telegram expresó: «Los bomberos y el Ministerio de Situaciones de Emergencia están trabajando arduamente para extinguir el fuego».
Mientras tanto, es importante recordar que este último episodio forma parte de una serie más amplia; durante el sábado anterior, las defensas rusas destruyeron 57 drones provenientes de Ucrania sobre diversas regiones del país. En medio del caos y la incertidumbre que trae consigo esta guerra, cada día nos recuerda cómo la vida cotidiana puede cambiar con un solo suceso.