En una decisión que ha levantado ampollas, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha firmado este martes la tan discutida ‘ley Duplomb’. Esta norma, que aborda cuestiones agrícolas cruciales, fue modificada por el Consejo Constitucional hace apenas una semana, eliminando varios de sus puntos más polémicos. Entre ellos, se encontraba la reintroducción de un pesticida altamente controvertido: el acetamiprid.
El Parlamento ya había dado su visto bueno a esta ley a principios de julio. Sin embargo, lo hizo con el respaldo no solo de los aliados de Macron, sino también de la ultraderecha liderada por Marine Le Pen. Como era de esperar, esto no pasó desapercibido y desencadenó una oleada de protestas; ¡más de dos millones de personas firmaron en contra! La indignación colectiva resonaba en cada rincón del país.
Cambios necesarios pero insuficientes
El boletín oficial francés ahora recoge los ajustes ordenados por los jueces del Constitucional. Estos cambios buscan cerrar un debate político candente al eliminar cláusulas que permitían seguir utilizando productos fitosanitarios con neonicotinoides y otras sustancias similares. El tribunal dejó claro que su objetivo es garantizar que las necesidades actuales no pongan en peligro las oportunidades futuras para vivir en un entorno sano y equilibrado.
Aunque Macron contaba con un plazo de dos semanas para firmar la ley, desde el pasado viernes ya se sabía que tenía intenciones de apresurarse. Desde Elíseo aseguraban que iban a cumplir con lo dictado por el Constitucional sin perder tiempo; algo celebrado sobre todo por grupos ecologistas y partidos progresistas. Sin embargo, ¿será suficiente este gesto ante tantas voces críticas?