En Madrid, el 7 de agosto, se vivió un momento crucial en la política internacional. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado claro que su próxima reunión con Vladimir Putin no tiene nada que ver con un posible encuentro con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski. A pesar de las súplicas de Zelenski para no quedar excluido de las negociaciones, Trump ha afirmado rotundamente: «Le gustaría reunirse conmigo y haré todo lo posible para detener las muertes».
La realidad inquietante de la guerra en Ucrania
En su breve comparecencia ante los medios en el Despacho Oval, el mandatario estadounidense no se cortó al calificar de «vergüenza» las cifras desoladoras de víctimas provocadas por el conflicto en Ucrania. Su declaración dejó entrever la importancia del diálogo que se avecina; una charla con Putin que, según el Kremlin, está programada para llevarse a cabo «en los próximos días».
No obstante, este diálogo llega justo cuando Trump lanzó un ultimátum al líder ruso: acordar un alto el fuego antes del viernes o enfrentarse a nuevas sanciones. Al ser preguntado sobre si esta presión sigue vigente, Trump optó por una respuesta ambigua, sugiriendo que todo depende ahora de Putin.
Zelenski no se quedó atrás y este mismo jueves enfatizó en un discurso: «Ucrania debe participar en las negociaciones». Con firmeza dijo que «la guerra de Rusia es contra Ucrania y nuestra independencia… Por lo tanto, necesitamos que estas reuniones sean trilaterales». Agradeció también a Trump por su voluntad de buscar soluciones reales a esta crisis.