El 7 de agosto, en una llamada que duró casi una hora, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el primer ministro indio, Narendra Modi, se sentaron a hablar sobre algo que nos afecta a todos: los aranceles impuestos por Estados Unidos. Estos no son simples números; pueden llegar al 50% en productos brasileños e indios. ¿A quién beneficia esto? A nadie más que a quienes deciden desde un despacho lejos de nuestras realidades.
Las repercusiones del unilateralismo
Lula no se anduvo con rodeos y afirmó que tanto Brasil como India son “los más afectados” por estas decisiones arbitrarias. Mientras el mundo intenta avanzar hacia un modelo más colaborativo, parece que algunos prefieren el camino del monocultivo turístico y la imposición unilateral. Durante su conversación, ambos líderes reflexionaron sobre la situación económica global y cómo fortalecer sus vínculos para enfrentar juntos estos desafíos.
Aprovecharon también para recordar la visita de Modi a Brasil en julio y cómo esta ha abierto puertas para futuros encuentros. De hecho, Lula tiene planeado visitar India a principios del próximo año, mientras que este octubre será el vicepresidente Geraldo Alckmin quien dé un paso adelante para preparar el terreno en temas cruciales como el comercio.
Por su parte, Modi describió su reciente viaje como “memorable” y esencial para reforzar esa alianza estratégica entre naciones del Sur Global. En sus propias palabras: “Una alianza fuerte centrada en las personas beneficia a todos”. Sin embargo, las decisiones de Trump han complicado esta unión: anunció hace poco una duplicación de aranceles hacia India tras ciertas compras de petróleo ruso, lo mismo que hizo con Brasil antes.
Aquí estamos, ante un panorama donde las políticas ajenas nos afectan profundamente. La colaboración es clave, pero debemos estar atentos a cómo nos intentan dividir desde fuera.