MADRID, 7 Ago. (EUROPA PRESS) – En el corazón del macizo de Corbières, en el sur de Francia, un feroz incendio lleva arrasando desde el pasado martes. La buena noticia es que las llamas «ya no avanzan», según ha declarado Christian Pouget, el prefecto del departamento de Aude. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica y no podemos darlo por controlado todavía. Este es ya el incendio más devastador que hemos visto en Francia desde 1949, ¡y eso son palabras mayores! Hasta ahora, ha quemado más de 16.000 hectáreas.
La lucha continúa
Pouget también alertó sobre los daños colaterales: “Estimamos que alrededor de 900 hectáreas podrían pertenecer a tierras agrícolas o viñedos”, lo cual resulta alarmante para la economía local. Más de 30 viviendas han sido afectadas y alrededor de 40 vehículos se han perdido en este fuego infernal que aún requiere el esfuerzo incansable de más de 2.000 bomberos, apoyados por una flota impresionante de vehículos y medios aéreos.
A pesar del esfuerzo monumental, la cifra trágica se mantiene con un fallecido y 13 heridos; entre ellos, tres personas en estado crítico —dos civiles y un bombero—. Las autoridades habían expresado preocupación por tres desaparecidos, pero afortunadamente este viernes se confirmó que todos estaban bien.
François Bayrou, primer ministro francés, no pierde detalle mientras supervisa las labores para apagar las llamas y evaluar los estragos causados. No es casualidad que haya apuntado al cambio climático como uno de los principales responsables detrás de esta catástrofe ambiental.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, también ha hecho eco del drama en redes sociales: «Si no actuamos rápido y juntos ante esta crisis climática, las preguntas ya no serán si habrá nuevas catástrofes sino cuándo sucederán». Un mensaje claro que nos invita a reflexionar sobre la urgencia del momento.