MADRID, 6 Ago. (EUROPA PRESS) – Las tensiones en Jerusalén no cesan. Las autoridades israelíes han decidido prohibir al gran muftí de la ciudad, Mohamed Hussein, el acceso a la mezquita de Al Aqsa durante seis largos meses. Esta drástica medida llega tras la visita más que polémica del ultraderechista ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, quien hizo acto de presencia en la Explanada de las Mezquitas el pasado fin de semana. La decisión fue anunciada por la gobernación de Jerusalén mediante un comunicado en Facebook, donde se confirma que el mayor general Amir Arzani, comandante de la Policía del distrito, ha firmado esta orden que deja a muchos con una sensación amarga.
Una historia repetida
No es la primera vez que Hussein se ve envuelto en este tipo de restricciones. El gran muftí ya había sido vetado por ocho días después de pronunciar un sermón los viernes donde denunciaba las condiciones desesperadas en la Franja de Gaza. Y es que Ben Gvir no se quedó callado; desde ese mismo lugar instó a que Gaza fuera ocupada nuevamente por las fuerzas israelíes. Sus palabras fueron como un puñal para la comunidad musulmana global, quien rápidamente levantó su voz contra tales afirmaciones.
Las visitas constantes de altos cargos israelíes a este complejo sagrado han desatado una oleada de condenas tanto desde Palestina como desde Jordania. Estos países son responsables de mantener el ‘statu quo’ en el lugar y evitar que los judíos recen allí, aunque eso no impide que haya rezos limitados bajo vigilancia policial cuando algunos fieles acceden al recinto.
Es vital recordar que esta zona tan cargada históricamente —donde antes estaban ubicados el Primer y Segundo Templo— es hoy un símbolo importante para ambas religiones. La mezquita de Al Aqsa es considerada el tercer lugar más sagrado para los musulmanes y su protección es fundamental para muchos.