En un giro inesperado y lleno de controversia, el Ejército de Israel ha lanzado 54.000 órdenes de reclutamiento dirigidas a la comunidad ultraortodoxa haredi durante el mes de julio. A pesar del fuerte rechazo y las protestas que claman por la libertad religiosa, esta decisión se ha tomado en un clima político tenso donde los líderes religiosos argumentan que su dedicación al estudio de la Torá debería eximirlos del servicio militar.
Un dilema entre tradición y obligación
La situación no es sencilla. La coalición gobernante, encabezada por Benjamin Netanyahu, se enfrenta a amenazas directas de los partidos ultraortodoxos: convocar elecciones anticipadas si no se reanudan las exenciones que históricamente han disfrutado los estudiantes de ‘yeshiva’. Desde julio de 2023, esos privilegios han desaparecido, dejando a miles en un limbo legal.
Pero aquí no acaba la historia. Con el visto bueno del Tribunal Supremo israelí hace un año, se abre un nuevo capítulo para estos jóvenes que ahora podrían ser llamados a filas. Se estima que alrededor de 80.000 jóvenes entre 19 y 24 años están dentro del radar del Ejército, mientras que otras 24.000 órdenes están preparadas para hombres haredíes hasta los 28 años en el período entre julio de 2024 y mayo de 2025.
Las Fuerzas de Defensa están decididas a incrementar sus esfuerzos para controlar las evasiones y deserciones. «Vamos a seguir trabajando conforme a la ley», afirman desde el Ejército, como si eso fuera suficiente para calmar las aguas agitadas. Al final del día, estamos hablando de vidas humanas y decisiones que van más allá del mero cumplimiento normativo.