La situación en la Franja de Gaza es desgarradora. En medio de un caos palpable, las autoridades locales, bajo el control del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), han hecho una dura denuncia: la escasa ayuda que ha llegado a su territorio no solo ha sido objeto de saqueos, sino que además ha caído en zonas peligrosas. Todo esto se enmarca dentro de lo que ellos llaman una estrategia de caos y hambruna llevada a cabo por Israel.
Una jornada aciaga para los más necesitados
A través de un comunicado compartido en su canal de Telegram, nos cuentan cómo 109 camiones con ayuda humanitaria han cruzado las fronteras, pero la mayoría se ha convertido en blanco fácil para ladrones, debido al descontrol que reina por culpa del reinado israelí. ¡Es indignante! Nos dicen que esta situación está diseñada para obstaculizar la distribución efectiva y dejar a la población civil sin acceso a lo básico.
Este martes, solo seis lanzamientos aéreos fueron realizados, pero ¿adivinen qué? Cuatro cayeron donde el Ejército israelí tiene el control o en barrios ya evacuados. Esto expone a los ciudadanos a un riesgo letal. «Estos ataques son inútiles e incluso ponen en peligro las vidas de aquellos que ya sufren hambre», resaltan desde Gaza con razón.
Y aquí viene lo más alarmante: se estima que cada día deberían entrar alrededor de 600 camiones para cubrir las necesidades mínimas. Sin embargo, esas cifras son solo un eco distante frente al clamor desesperado de quienes están atrapados allí. Es imprescindible abrir los cruces fronterizos y permitir que la ayuda llegue bajo supervisión internacional.
A medida que avanza esta ofensiva -desatada tras los trágicos sucesos del 7 de octubre-, el número de muertos palestinos asciende a más de 60.000 según las fuentes locales; una cifra que puede ser aún mayor. La comunidad mundial debe prestar atención porque detrás de esos números hay personas reales: aproximadamente 150 han muerto ya por hambre o desnutrición. Esto no puede continuar así.