El pasado lunes, en Madrid, los ecos de una lucha solidaria resonaron con fuerza. 14 activistas, detenidos por el Ejército israelí mientras intentaban hacer historia a bordo del barco ‘Handala’, alzaron su voz ante el Tribunal de la Autoridad de Inmigración de Israel. Durante las audiencias, varios de ellos relataron experiencias desgarradoras, mencionando que habían sido víctimas de violencia física y verbal. Este grito desesperado no es solo un lamento, sino una llamada a la acción en medio de un conflicto que parece no tener fin.
Una misión humanitaria bajo fuego
La organización árabe-israelí Adalah se hizo eco de estas afirmaciones y recordó que todos los detenidos continúan en huelga de hambre indefinida, un acto valiente para protestar contra lo que consideran una detención ilegal. Ellos no estaban ahí por placer; su misión estaba impulsada por la necesidad apremiante de actuar frente al bloqueo que ahoga a la Franja de Gaza y a las atrocidades que allí ocurren. En sus palabras, se refleja la angustia: “luchamos contra un genocidio en curso”, dijeron.
No podemos olvidar que entre los activistas se encuentran dos españoles: Sergio Toribio Sánchez y Santiago González Vallejo. Ambos han rechazado ser deportados rápidamente, mostrando una determinación admirable. La situación ha llevado incluso al Ministerio de Asuntos Exteriores español a convocar al encargado de negocios israelí en España para expresar su firme protesta y exigir su liberación inmediata.
A medida que estos valientes continúan luchando desde detrás de las rejas, nosotros debemos prestar atención a su mensaje y cuestionar lo que está sucediendo. No podemos quedarnos callados ante esta injusticia; cada palabra cuenta y cada acción puede marcar la diferencia.