En un giro inesperado de los acontecimientos, Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, ha decidido reducir drásticamente el plazo que había dado a Ucrania y Rusia para alcanzar un alto el fuego. En lugar de los 50 días iniciales, parece que la paciencia se le está agotando. «Estoy muy decepcionado», confiesa Trump, visiblemente frustrado por la falta de progreso en las negociaciones con su homólogo ruso, Vladimir Putin.
La situación en Gaza y la preocupación humanitaria
Con una mirada crítica hacia Putin, Trump relata cómo creía haber avanzado en las conversaciones. Sin embargo, tras varios intercambios amistosos, se encontró con noticias desalentadoras: «Él sale y empieza a lanzar cohetes en alguna ciudad como Kiev», dice Trump. La situación es grave y su desánimo es palpable. Antes de reunirse a puerta cerrada con el primer ministro británico Keir Starmer en Escocia, no dudó en expresar su decepción: «Estoy decepcionado con él. Muy decepcionado».
Pero eso no es todo. El encuentro también tiene un objetivo claro: abordar la crítica crisis humanitaria que azota a la Franja de Gaza. Para Trump, esto no es solo política; es una cuestión urgente. Asegura que la hambruna allí es «una de las principales razones» para reunirse con Starmer en su campo de golf en Turnberry. Su prioridad se centra en «alimentar» a quienes esperan ayuda humanitaria desesperadamente.
A pesar del contexto complicado, Trump no pierde la oportunidad de criticar al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu por sus recientes comentarios sobre la situación en Gaza: «Basándome en lo que veo por televisión… esos niños parecen tener mucha hambre». Además, restó importancia al posible reconocimiento del Estado Palestino por parte del Reino Unido; lo importante aquí es ayudar a quienes lo necesitan.
Y mientras habla sobre Hamás y sus tácticas controvertidas respecto a los rehenes, deja entrever que podría haber cambios inminentes: «Habrá que hacer algo».