En un giro escalofriante de los acontecimientos, un tribunal en México ha declarado culpables a diez hombres que estaban implicados en unos crímenes horrendos ocurridos en un rancho del estado de Jalisco. Este no era un lugar cualquiera; el Rancho Izaguirre se había convertido en un verdadero centro de exterminio para el infame Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), donde se hallaron múltiples restos humanos y hasta tres hornos crematorios clandestinos. La noticia deja sin aliento y nos recuerda lo sombrío que puede ser el lado oscuro del ser humano.
Justicia, aunque tardía
Los acusados fueron encontrados culpables tras una intensa audiencia judicial, enfrentándose a cargos por desaparición forzada y homicidio calificado. La Fiscalía de Jalisco no escatimó esfuerzos al exponer la gravedad del caso. En septiembre pasado, las fuerzas de seguridad llegaron al rancho tras recibir reportes sobre disparos en la zona, desencadenando un tiroteo con los sospechosos antes de lograr su arresto.
Una vez dentro, los agentes hicieron descubrimientos aterradores: encontraron un cadáver y a dos personas secuestradas. Es escalofriante pensar en el sufrimiento que allí tuvo lugar. El 7 de julio, después de horas de alegatos y deliberaciones, el tribunal decidió condenar a estos hombres por sus crímenes atroces.
La Fiscalia ha manifestado su compromiso para combatir la impunidad y trabajar incansablemente para esclarecer las desapariciones que han atormentado a tantas familias. No obstante, este caso ha desatado una ola de críticas e indignación a nivel nacional. El Comité Contra la Desaparición Forzada (CCDF) de la ONU incluso intervino para exigir medidas cautelares a México ante el riesgo que corren quienes buscan justicia por sus seres queridos desaparecidos.
A medida que avanza esta historia trágica, Alejandro Gertz Manero, fiscal general del país, admitió la existencia de “años de impunidad” en esta región olvidada por muchos. “No podemos aceptar que haya habido un nivel tan alto de impunidad durante tanto tiempo”, lamentó durante una rueda de prensa junto a la presidenta Claudia Sheinbaum.
El CJNG ha sido descrito como un depredador social reclutando jóvenes con falsas promesas laborales solo para convertirlos en piezas más del engranaje criminal. Quedarse callados frente a estas atrocidades ya no es una opción; debemos alzar nuestra voz y exigir cambios reales.