El pulso entre China y la Unión Europea sigue subiendo de tono. Este domingo, el Gobierno chino hizo un anuncio que no ha pasado desapercibido: entra en vigor una serie de restricciones que afectan a los fabricantes europeos de dispositivos médicos. Una jugada más en este complicado tablero de ajedrez comercial donde, lamentablemente, somos nosotros los que pagamos las consecuencias.
Las empresas con sede en la UE se verán excluidas de participar en licitaciones gubernamentales que superen los 45 millones de yuanes, lo que equivale a unos 5,3 millones de euros. Y todo esto suena bastante familiar, ¿verdad? Hace poco, el comisario europeo Maros Sefcovic ya había anunciado medidas similares contra los fabricantes chinos para contratos públicos por encima de 5 millones de euros, como respuesta a las prácticas discriminatorias que sufren nuestras compañías en suelo asiático.
Reacción del Ministerio Chino
Desde Pekín no tardaron en reaccionar. El Ministerio de Comercio expresó su descontento alegando que “la UE ha ignorado la buena voluntad y sinceridad de China”. Según ellos, estas nuevas barreras proteccionistas son inaceptables y han optado por establecer medidas recíprocas para proteger sus intereses legítimos. Pero aquí es donde hay que poner atención: estas restricciones solo aplican a productos sanitarios importados desde Europa; aquellos fabricados dentro del país por empresas europeas están fuera del alcance.
Aquí estamos, una vez más atrapados entre dos gigantes comerciales donde cada decisión nos afecta directamente. Mientras tanto, las empresas españolas buscan formas de adaptarse o salir airosas ante un panorama cada vez más incierto.