El pasado domingo, en Río de Janeiro, los líderes del grupo de países en desarrollo conocido como BRICS se sentaron a dialogar y firmaron una declaración que no deja lugar a dudas: el multilateralismo es su bandera. En un mundo donde las guerras, sanciones y aranceles parecen ser la norma, ellos han decidido plantarse. Con preocupación reflejada en sus palabras, denunciaron los conflictos que desgarran diversas regiones y el estado crítico de polarización global.
Una respuesta clara ante la adversidad
Su mensaje fue contundente: hay que abordar estos problemas desde una perspectiva colectiva, respetando las particularidades de cada nación. “Exhortamos a la comunidad internacional a responder ante estos desafíos”, afirmaron con firmeza. Sin embargo, también señalaron un tema espinoso: el aumento desmedido del gasto militar, mencionando sin nombrarlo explícitamente a Estados Unidos y su reciente anuncio sobre destinar un 5% del PIB a defensa.
No se quedaron ahí. La ofensiva israelí en Gaza recibió una condena directa por parte de los BRICS; denunciaron todas las violaciones al Derecho Internacional Humanitario. Hicieron un llamado claro: es hora de dejar de lado las diferencias y buscar un alto el fuego inmediato, así como garantizar acceso humanitario para aquellos que lo necesitan.
A nivel económico, pusieron sobre la mesa al Nuevo Banco de Desarrollo como un motor esencial para el desarrollo del sur global. Aunque se habló mucho sobre crear una moneda única o desvincularse del dólar, esas ideas quedaron en el aire sin concretarse. La presión sobre Irán y Rusia tampoco pasó desapercibida; los BRICS criticaron las sanciones impuestas sin respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU.
En medio de tanto ruido político, lo más resonante es su insistencia en gestionar juntos temas cruciales como la inteligencia artificial y el cambio climático. Reconocieron que los combustibles fósiles todavía juegan un papel significativo en muchos mercados emergentes.
Finalmente, concluyeron con una idea poderosa: la cooperación entre los miembros del grupo es fundamental para construir un futuro sostenible. Porque al final del día, lo que está en juego son nuestras vidas y nuestro planeta.