En un momento crucial para la diplomacia internacional, Irán ha dejado claro que no se sentará a la mesa de negociaciones sin certezas por parte de Estados Unidos. Este lunes, las autoridades iraníes han manifestado su deseo de retomar las conversaciones sobre su programa nuclear, pero con una condición: garantías firmes de que no habrá más ataques.
El viceministro de Exteriores, Mayid Tajt-Ravanchi, ha declarado que tras la ofensiva israelí del 13 de junio y el apoyo estadounidense a esta acción militar, es fundamental que Washington se pronuncie con claridad sobre sus intenciones. ¿Podemos realmente hablar de paz mientras hay bombardeos en curso? La pregunta queda en el aire y Tajt-Ravanchi lo ha dejado meridianamente claro en su entrevista con la BBC.
Crisis y diálogos interrumpidos
A pesar del anhelo por reiniciar las charlas, Irán se siente entre la espada y la pared. Mientras Trump expresa su interés por volver al diálogo, la falta de claridad sobre posibles agresiones futuras genera desconfianza. “¿Por qué deberíamos aceptar un acuerdo que implique renunciar a nuestro derecho a enriquecer uranio para fines pacíficos?”, cuestiona Tajt-Ravanchi. Es evidente que Teherán no está dispuesto a ceder bajo presión.
Además, el viceministro no se ha cortado al criticar a los países europeos por su silencio ante lo sucedido. “Si no tienen el valor para condenar la agresión estadounidense e israelí, mejor que guarden silencio”, sentenció. Y así es como Irán continúa firme en su postura: defenderá su programa nuclear frente a quienes acusan sin fundamento.
A medida que se desarrolla esta historia tensa y llena de incertidumbres, las palabras del viceministro resuenan con fuerza: “No queremos guerra; buscamos diálogo”. Pero también deja claro que deben estar preparados para cualquier eventualidad. Un delicado equilibrio entre diplomacia y defensa parece ser la única salida viable en este intrincado laberinto geopolítico.