Teherán ha decidido dar un paso al frente y enviar una carta directa al Consejo de Seguridad de la ONU. En ella, no se andan con rodeos: exigen que tanto Israel como Estados Unidos sean considerados formalmente como «agresores» en el conflicto que estalló el pasado 13 de junio. La situación es grave, y Irán apela a la responsabilidad del Consejo para mantener la paz mundial, algo que parece estar tambaleándose.
Un grito desesperado por justicia
En su misiva, el Gobierno iraní argumenta que es crucial que el máximo órgano ejecutivo de las Naciones Unidas tome cartas en el asunto. Según ellos, es fundamental exigir responsabilidades a quienes están detrás de esta agresión, así como prevenir futuros crímenes de este calibre. Tras los ataques iniciales de Israel, dirigidos a frenar supuestos programas nucleares –una acusación que Irán rechaza contundentemente– Estados Unidos se unió recientemente a los bombardeos, golpeando instalaciones nucleares y causando una devastación terrible: más de 600 muertos y miles de heridos en territorio iraní.
No se trata solo de números; son vidas destrozadas por un conflicto sin sentido. El contraataque iraní también dejó su huella: 29 muertos y más de 3.200 heridos en Israel. Pero lo más preocupante son los ataques deliberados contra zonas civiles: hospitales y centros humanitarios han sido arrasados sin piedad, violando claramente el derecho internacional.
La carta revela la urgencia del mensaje del viceministro Araqchi. No solo pide cuentas a estos países, sino también señala directamente a sus líderes: Benjamin Netanyahu y Donald Trump deben responder por sus acciones ante la comunidad internacional. Para Irán, ignorar esta agresión sería una falta grave que podría socavar la credibilidad del sistema global y amenazar el estado de derecho mundial.