En un giro que ha dejado a muchos con la boca abierta, el Ejército de Israel ha salido a desmentir una impactante noticia publicada por el diario ‘Haaretz’. Según militares israelíes que hablaron bajo anonimato, se les habría dado la orden de disparar contra los gazatíes que acudían a los centros de ayuda humanitaria. La Fundación Humanitaria para Gaza, creada entre EEUU e Israel, se convierte en el escenario de este conflicto.
Los testimonios son escalofriantes. Un militar confesó que se utilizaban armas letales para dispersar a la multitud: “Disparábamos como si fueran una fuerza de ataque”, afirmó. En lugar de métodos más pacíficos como gases lacrimógenos o tiros de advertencia, optaron por lo peor: ametralladoras pesadas y morteros. ¿Pero realmente era necesario llegar a ese extremo?
Aumenta la tensión en Gaza
Desde que comenzó esta polémica operación, el Ministerio de Salud del enclave palestino reporta más de 500 muertes causadas por disparos israelíes. Pero lo que es aún más inquietante es cómo esto se traduce en una falta total de respuestas. Cuando los soldados preguntan por qué deben disparar, las respuestas brillan por su ausencia.
Pese a estas acusaciones graves, el Ejército israelí asegura que no hay ninguna directiva para atacar deliberadamente a civiles. Prometen procesos sistemáticos para mejorar su operativa y reducir tensiones con la población local. Sin embargo, las palabras chocan con la realidad palpable en Gaza.
No obstante, queda una pregunta flotando en el aire: ¿de verdad podemos confiar en estas garantías? La comunidad internacional observa expectante mientras tanto sigue aumentando la cifra trágica de víctimas.