MADRID, 26 de junio. Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, ha salido este jueves a la palestra para dejar claro que las autoridades iraníes no han sacado «nada» de las instalaciones nucleares que fueron bombardeadas el pasado domingo. Según él, esos vehículos que se vieron en la zona eran solo trabajadores tratando de tapar huecos con cemento. «Los coches y camiones pequeños que había allí estaban en faena», escribió en su red Truth Social, añadiendo que extraer material radioactivo hubiera sido un proceso «demasiado peligroso y largo».
Un discurso respaldado por el Pentágono
Este mensaje coincide con una nueva rueda de prensa donde tanto Pete Hegseth, secretario de Defensa, como Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto, defendieron los supuestos éxitos de los bombardeos sobre las instalaciones de Fordo, Isfahán y Natanz. Hegseth afirmó que están revisando todos los informes y hasta ahora no hay señales de cosas fuera de lugar. Mientras tanto, Caine reveló que antes del ataque, Irán intentó cubrir los huecos en Fordo para prevenir un asalto, pero esta cobertura fue eliminada rápidamente por las bombas lanzadas.
Cabe recordar que estas bombas antibúnker están diseñadas para ser devastadoras y alcanzar estructuras subterráneas clave para el enriquecimiento de uranio en Irán. En medio del alboroto mediático, Hegseth no dudó en criticar a la prensa por difundir un informe preliminar cuestionando la efectividad del ataque; incluso Trump llegó a sugerir despedir a quienes participaran en lo que calificó como una «caza de brujas» contra los valientes guerreros implicados en estas operaciones. La situación es tensa y cada palabra cuenta.