En medio del revuelo internacional, el Kremlin ha arrojado una acusación contundente. Este jueves, desde Moscú, se han alzado voces que apuntan a la cumbre de líderes de la OTAN como un escenario donde los gobiernos occidentales intentan utilizar la supuesta amenaza rusa como excusa para «sacar dinero» a sus ciudadanos. Sí, has leído bien. Según ellos, esta es una táctica diseñada para justificar que 32 países aliados se comprometan a elevar su gasto en defensa al 5% del PIB.
Dimitri Peskov, portavoz presidencial ruso, no se ha mordido la lengua y ha afirmado que «esta amenaza efímera» solo busca engrosar las arcas destinadas a abastecer de armas a Ucrania. Nos preguntamos: ¿es realmente necesario jugar con el miedo para justificar estos gastos? En sus palabras, ni Putin ni Trump han considerado jamás a Rusia como un peligro real para la OTAN. Según él, “una pregunta así nunca la plantean personas serias”. ¡Vaya forma de descalificar!
Un análisis más profundo sobre la postura rusa
No contento con esto, Sergei Lavrov, el ministro de Exteriores ruso, también ha echado leña al fuego al asegurar que este aumento en el gasto militar no tendrá un impacto «significativo» en la seguridad rusa. A pesar de las preocupaciones manifestadas por los líderes aliados en su reciente cumbre en La Haya acerca de posibles amenazas derivadas de Moscú, Lavrov sostiene que el Gobierno ruso tiene claros sus objetivos y «no los oculta». Y vaya si lo dice con seguridad.
Ciertamente, todo este escenario nos hace reflexionar sobre cómo las tensiones geopolíticas pueden convertirse en simples juegos retóricos donde unos pocos juegan con el futuro de muchos. La invasión lanzada por Rusia sobre Ucrania en febrero de 2022 sigue presente como un fantasma que acecha cada conversación sobre defensa y seguridad en Europa.