En Madrid, el pasado 26 de junio, se dio una noticia que ha sacudido los cimientos de la Alianza Atlántica. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, no escatimó en palabras al calificar como «histórico» el acuerdo alcanzado en la reciente cumbre de líderes de la OTAN. Este pacto establece que todos los países miembros se comprometen a destinar el 5% del PIB a defensa en un plazo de diez años. Un logro colosal que Hegseth atribuye directamente a Donald Trump.
Responsabilidad compartida entre naciones
«Los 32 países de la OTAN han dicho sí a gastar más en defensa», subrayó Hegseth ante los medios, donde también comentó sobre los recientes bombardeos sobre Irán. Pero detrás de este compromiso hay una historia: durante años, Trump ha estado presionando para que Europa asuma su parte del esfuerzo militar y parece que finalmente su insistencia está dando frutos. El jefe del Pentágono enfatizó que otros líderes le confesaron que sin Trump al mando, este acuerdo sería impensable.
A pesar del ambiente optimista, Hegseth evitó mencionar qué naciones mostraron especial gratitud por esta decisión ni tocó las inquietudes expresadas por España respecto al nuevo objetivo de gasto. Un país al que Trump incluso amenazó con represalias comerciales si no cumplía con sus expectativas. Es curioso cómo las decisiones tomadas a miles de kilómetros pueden influir tanto en nuestra realidad local.