En un contexto donde la tensión se siente en cada rincón, el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, ha dejado claro que su país está dispuesto a mantener el alto el fuego acordado con Israel, siempre que “el régimen sionista no lo viole”. Este anuncio llega tras diez días de intensos ataques que han dejado una estela de dolor y destrucción.
A través de una llamada con el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, Pezeshkian recordó que fue Israel quien inició las hostilidades. “Pensaron que Irán no tendría capacidad para responder y que caería en cuestión de días”, afirmó. Sin embargo, la realidad ha sido otra; los iraníes han mostrado una resistencia notable frente a lo inesperado.
Cifras desgarradoras y un llamado a la reflexión
Los datos son escalofriantes: al menos 610 muertos y más de 4.700 heridos, según el Ministerio de Sanidad iraní. El portavoz del ministerio describió escenas desgarradoras en los hospitales, donde todos los afectados son civiles. Entre las víctimas hay trece niños, uno de ellos con apenas dos meses. Esto nos hace cuestionar si realmente estamos presenciando un conflicto o simplemente un ataque indiscriminado contra inocentes.
Pezeshkian también hizo un llamado a aquellos países que proclaman defender los Derechos Humanos. “¿Qué están haciendo ante los crímenes del régimen sionista?”, se preguntó retóricamente, refiriéndose a las atrocidades cometidas contra su pueblo y científicos. Además, criticó a Estados Unidos por sus intervenciones en la región: “Cuando no logran sus objetivos, cometen actos criminales contra Irán”, enfatizó.
En medio de esta tormenta, Teherán sigue buscando mejorar relaciones con sus vecinos y demostrar que no busca conflictos innecesarios. A pesar de las tensiones recientes y del ataque a bases estadounidenses en Qatar como respuesta legítima por parte de Irán, Pezeshkian asegura querer avanzar hacia la cooperación regional.
La situación es compleja y cada día trae consigo nuevos desafíos y tragedias. El llamado aquí es a reflexionar sobre lo que verdaderamente significa vivir bajo estos constantes ataques e incertidumbres.