En Berlín, a 23 de junio, el canciller alemán, Friedrich Merz, ha sorprendido a muchos al manifestar que no encuentra «motivos» para criticar los recientes bombardeos llevados a cabo por Israel y Estados Unidos en Irán. Durante un acto de la industria alemana, Merz dejó claro su apoyo a estas iniciativas militares. «Ni nosotros ni yo personalmente tenemos motivos para criticar lo que Israel comenzó hace una semana», aseguró con firmeza.
Aunque reconoció que este tipo de acciones “no están exentas de riesgos”, también apuntó que mantener el statu quo no era una opción viable. Para él, Irán es un «régimen terrorista», formando parte del infame eje del mal, tal como lo describió el expresidente estadounidense George W. Bush.
Apoyo a la estrategia militar
Merz fue más allá al afirmar que los ataques iniciados por Israel el 13 de junio beneficiaban incluso a otros países. Es decir, algo que también debería interesarnos aquí en Alemania. En sus propias palabras, las fuerzas israelíes están haciendo «el trabajo sucio» para Occidente; aunque ha evitado repetir esta frase tan contundente en varias ocasiones.
A la hora de hablar sobre las futuras repercusiones de estos ataques, mostró cierto optimismo al considerar que no habrá “mayores complicaciones”, aunque admitió que todavía es «demasiado pronto» para hacer una evaluación definitiva. Eso sí, advirtió sobre el potencial bloqueo del estrecho de Ormuz y sus imprevisibles consecuencias económicas a nivel global. Mientras tanto, otros temas apremiantes surgen en torno a la defensa y seguridad nacional: la OTAN estima que España deberá destinar un 3,5% de su PIB para satisfacer requerimientos militares urgentes.