En un giro dramático de los acontecimientos, el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, ha dejado claro que su país no tiene intención de sentarse a negociar con nadie mientras la ofensiva militar israelí continúe. Con la tensión palpable en el aire, sus palabras resonaron en las pantallas de IRIB, la cadena estatal iraní: «Mientras la agresión del régimen sionista persista, no vamos a dialogar con nadie».
Un mensaje claro para Estados Unidos y el Consejo de Seguridad
Araqi también se dirigió directamente a Estados Unidos, acusándolo de ser cómplice de estos actos violentos. «No tenemos nada que decirles; son parte del problema», afirmó, dejando entrever el descontento por las reiteradas propuestas estadounidenses para reactivar conversaciones sobre el programa nuclear. «Quieren hablar de negociaciones sin realmente proponer algo serio».
La situación se vuelve aún más tensa tras el reciente bombardeo israelí al reactor de agua pesada de Arak, una instalación que Irán ha defendido bajo estrictas salvaguardias del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Araqchi subrayó que este ataque es una violación flagrante y exigió al Consejo de Seguridad de la ONU que condene tal acción. “Cualquier ataque contra instalaciones nucleares es un asalto al sistema global”, enfatizó con firmeza.
A medida que se aproxima su encuentro en Ginebra con representantes europeos, las declaraciones y advertencias se intensifican. Su asesor incluso confirmó amenazas contra su vida mientras viajaba hacia Suiza. Pero Araqchi no retrocede; su determinación brilla cuando dice sentirse como un verdadero soldado defendiendo los derechos de Irán.