MADRID, 16 Jun. (EUROPA PRESS) – Este lunes amaneció con una noticia desgarradora: al menos 51 personas han perdido la vida en las operaciones militares israelíes en la Franja de Gaza. De entre ellos, se cuentan 37 almas que solo buscaban ayuda humanitaria. ¿Hasta cuándo vamos a permitir esto?
Las imágenes son impactantes. En el noroeste de la ciudad de Gaza, los militares israelíes abrieron fuego contra una multitud desesperada que esperaba recibir asistencia humanitaria. Las fuentes sanitarias, citadas por la agencia palestina Sanad, informan sobre cinco muertos y varios heridos en este ataque directo a civiles.
Un ciclo de dolor y sufrimiento
Además, al menos 20 personas han sido asesinadas cerca de los puntos de distribución de ayuda establecidos por la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), respaldada por Israel y Estados Unidos. La situación es insostenible; incluso un pescador ha muerto y otro ha resultado gravemente herido tras ser atacados mientras faenaban cerca de la costa. ¿Qué tipo de humanidad estamos mostrando? Otro pescador permanece desaparecido, como tantas otras víctimas olvidadas.
No contentos con eso, tres cuerpos más fueron llevados al Hospital Baptista tras un bombardeo sobre el barrio Sujaiya, sumándose a un largo etcétera que parece no tener fin. Los ataques también han alcanzado zonas donde se encuentran tiendas para desplazados en el puerto de Gaza.
Apenas unas horas antes, las autoridades gazatíes denunciaron que el domingo hubo otros 26 fallecidos, lo que eleva a más de 300 las muertes relacionadas con estos ataques en tan solo tres semanas. La GHF, aunque su sede está en Suiza y debería ser un faro de esperanza, enfrenta críticas duras por parte de Naciones Unidas y otras organizaciones debido a su cuestionable neutralidad al entregar ayuda.
Bajo esta nube gris del conflicto se encuentra una cifra escalofriante: desde los ataques lanzados por Hamás el 7 de octubre pasado —que dejaron alrededor de 1.200 muertos— hasta ahora más de 55.400 vidas han sido reclamadas, sin contar los heridos que superan los 129.000 según las autoridades controladas por Hamás en este enclave palestino.
Preguntémonos: ¿qué debemos hacer ante tanta injusticia? Es hora de actuar y no mirar hacia otro lado; el dolor ajeno nos afecta a todos.