En un giro impactante de los acontecimientos, la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF) ha decidido suspender indefinidamente sus entregas de ayuda en la Franja. La razón: los recientes bombardeos del Ejército israelí sobre Irán, que han dejado a todos con un nudo en el estómago. Este anuncio llegó el viernes, y no se puede ignorar el eco de las palabras de sus directores ejecutivos, Johnnie Moore y John Acree, quienes manifestaron su preocupación por la seguridad de sus operaciones.
Según ellos, a primera hora del día habían conseguido distribuir más de 35.520 cajas con comida, ¡más de dos millones de comidas! Pero justo cuando tenían camiones listos para seguir ayudando, recibieron la orden de retirarse. “Estamos aquí para servir al pueblo de Gaza”, insistieron, pero es evidente que las circunstancias son complicadas.
Una misión interrumpida por la inseguridad
A pesar del dramático contexto actual en Oriente Próximo, donde las tensiones no cesan y el futuro se presenta incierto, la GHF reafirma su compromiso. Ellos eran los únicos que estaban llevando comida durante estas horas críticas. Sin embargo, hay voces críticas que apuntan a que su manera de operar podría estar rozando los límites del cumplimiento internacional. La ONU y otras organizaciones les están mirando con lupa por su supuesta falta de neutralidad al tener seguridad privada y presencia militar israelí en sus puntos de entrega.
No podemos olvidar que esta situación surge tras una ofensiva devastadora que comenzó después del ataque brutal perpetrado por Hamás y otros grupos palestinos el 7 de octubre; un conflicto que ya ha costado miles de vidas y ha dejado huellas imborrables en la población civil.
En este mar revuelto de políticas y decisiones difíciles, lo único claro es que hay personas esperando ayuda desesperadamente mientras las organizaciones intentan hacer lo mejor dentro de un entorno caótico. ¿Cuántas más tendrán que sufrir antes de encontrar un camino hacia la paz?