MADRID, 11 Jun. (EUROPA PRESS) – En un giro desgarrador de los acontecimientos, las fuerzas de seguridad austriacas han descubierto una bomba casera, aparentemente inservible, junto a una nota de suicidio en el hogar del joven que perpetró un tiroteo en una escuela de Graz, donde diez vidas se apagaron trágicamente, nueve de ellas pertenecientes a adolescentes. Este ataque ha dejado a todo el país en estado de shock y ha llevado al Gobierno de Austria a declarar tres días de luto.
Reflexiones sobre la violencia
A las 10:00 horas del miércoles, toda Austria guardó un minuto de silencio por las víctimas. Pero la pregunta que todos nos hacemos es: ¿qué llevó a este exalumno de solo 21 años a abrir fuego indiscriminadamente antes de quitarse la vida? La policía ha afirmado que la nota encontrada no arroja luz sobre sus motivaciones ni sobre el motivo por el que había preparado un posible artefacto explosivo. Sin embargo, hay algo claro: tenía permiso para las dos armas que utilizó durante el ataque.
Por si fuera poco, los médicos han comunicado que los doce heridos están ahora estables, aunque algunos siguen bajo cuidados intensivos. Las autoridades también han habilitado un servicio psicológico para ayudar a quienes sufrieron esta pesadilla. Graz es una ciudad pequeña con alrededor de 300.000 habitantes; nadie esperaba algo así. La comunidad está repleta de preguntas y dolor ante esta insensata pérdida.