MADRID 10 Jun. – En un giro inesperado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha planteado este martes la posibilidad de invocar la Ley de Insurrección si las tensiones en Los Ángeles continúan escalando. Su acusación a los manifestantes es contundente: asegura que están siendo pagados para protestar contra las redadas del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE). «Si hay una insurrección, sin duda la invocaré (…) Hay ciertas zonas en Los Ángeles donde podría haber insurrección. Esto ha sido terrible, pero estos alborotadores han sido comprados», declaró desde el Despacho Oval.
En sus palabras, Trump recordó cómo durante su primer mandato esperó hasta siete días para que el gobernador de Minneapolis decidiera desplegar a la Guardia Nacional ante las violentas protestas tras la muerte de George Floyd. «Me dije: si algo así vuelve a ocurrir, tenemos que tomar decisiones más rápidas», comentó con un tono reflexivo.
Las imágenes inquietantes y las críticas al gobernador
Trump también describió escenas televisadas recientes donde se podía ver a manifestantes utilizando martillos gigantes para golpear el asfalto y romper hormigón. «Lo subían a los puentes y lo dejaban caer sobre los coches», afirmó con preocupación. Según él, «cuando no haya peligro, se irán», enfatizando su enfoque poco conciliador hacia las protestas.
No pasó por alto criticar al gobernador de California, Gavin Newsom, afirmando que «ha hecho un mal trabajo» gestionando esta crisis. Por otro lado, Tanya Greene, directora de Human Rights Watch en Estados Unidos, no tardó en responder: «Las peligrosas acciones de Trump deben ser condenadas por los líderes estadounidenses e internacionales».
La Ley de Insurrección establece cómo actuar ante momentos críticos como este; sin embargo, Trump parece estar usando un resquicio legal que le permite asumir competencias estatales para desplegar tropas federales. Con el famoso Título 10 como respaldo legal, intenta colocarse por encima del gobernador californiano bajo tres escenarios muy específicos: invasión o peligro inminente de invasión, posible rebelión o incapacidad para hacer cumplir la ley mediante fuerzas locales.