MADRID, 10 Jun. (EUROPA PRESS) – Este martes, la situación en el sur de Líbano ha dado un giro inesperado con la noticia del fallecimiento de un miembro de Hezbolá y otro de las Brigadas de Resistencia Libanesa, tras un ataque ejecutado por el Ejército de Israel en la localidad de Sheba a primera hora de la mañana. La comunicación oficial reza: «Hoy, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han eliminado a un terrorista de Hezbolá y a otro terrorista que operaba en las Brigadas Libanesas, bajo la dirección de Hezbolá (…)». Lo que parece ser una lucha sin fin se intensifica cuando nos enteramos que estas personas estaban involucradas en tráfico ilícito de armas.
Un conflicto que no cesa
Las FDI han declarado que sus acciones son necesarias para salvaguardar al Estado israelí y han prometido continuar su ofensiva contra cualquier amenaza. Sin embargo, esto se produce justo después del reporte del Ministerio de Sanidad libanés, donde se informaba sobre dos muertos y un herido en este ataque aéreo. Según los medios locales, las víctimas son un padre y su hijo, mientras que el herido es otro hijo.
A pesar del bombardeo, el ejército israelí sostiene que está actuando dentro del marco establecido tras el alto el fuego firmado en noviembre de 2024, aunque tanto Beirut como Hezbolá han levantado su voz en rechazo a estos actos. La comunidad internacional también ha expresado su preocupación; Naciones Unidas ha condenado esta escalada violenta.
No olvidemos, este pacto surgió tras meses caóticos marcados por los ataques ocurridos el 7 de octubre pasado, donde ambas partes acordaron retirar sus tropas del sur del Líbano. Pero aquí estamos nuevamente; Israel mantiene cinco puestos militares dentro del territorio libanés, algo que sigue generando malestar entre los vecinos y añade más leña al fuego ya existente entre ambos lados.