En un giro preocupante de los acontecimientos, la Armada de Israel ha lanzado un ataque con misiles contra el puerto de Hodeida, ubicado en el oeste de Yemen y bajo control de los hutíes. Esta acción, que se produjo este martes, es la primera vez que Israel lleva a cabo un ataque directo contra esta región. La razón detrás del bombardeo no es otra que la reciente ofensiva de los rebeldes hutíes, quienes han disparado misiles hacia territorio israelí.
La justificación del ataque
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han declarado que su objetivo era “profundizar el daño causado al uso militar del puerto”, un lugar clave para las importaciones y que ya había sido blanco de ataques anteriores. Se argumenta que los hutíes utilizan esta infraestructura civil para llevar a cabo actividades terroristas. Sin embargo, ¿acaso no resulta alarmante ver cómo se atacan instalaciones esenciales para la población? Desde luego, es una jugada peligrosa.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, se mostró satisfecho con lo que calificó como “un ataque exitoso”. Con palabras contundentes afirmó: “El largo brazo de Israel en el aire y el mar alcanzará cualquier lugar”. Es evidente que hay un mensaje claro detrás: si continúan las agresiones desde Yemen hacia Israel, habrá represalias contundentes.
La situación en Yemen no es sencilla; los hutíes controlan Saná desde 2014 y han reanudado sus ataques tras la ruptura del alto el fuego con Hamas. Pero lo más inquietante es cómo estas tensiones regionales pueden afectar a millones de civiles atrapados entre dos fuegos. ¿Hasta dónde llegaremos antes de encontrar una solución pacífica?