MADRID, 4 de junio. El enviado especial de Estados Unidos para Siria, Tom Barrack, ha aterrizado en Jerusalén este miércoles, donde se ha sentado a charlar con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Este encuentro no es casual; llega justo después de que el ejército israelí lanzara un ataque sobre territorio sirio tras la alarmante noticia del lanzamiento de cohetes desde allí, algo que no ocurría desde la caída del régimen de Bashar al Assad.
Un encuentro lleno de tensión y expectativas
En sus propias palabras publicadas en la red social X, Barrack mencionó: «Netanyahu y yo hemos hablado sobre Siria y todo lo que está ocurriendo en la región. El presidente estadounidense (Donald Trump) tiene claro que Siria no puede convertirse en un trampolín para que otros países amenacen a sus vecinos, especialmente a Israel». Esta declaración refleja el interés y preocupación de Washington por lo que sucede al otro lado de nuestras fronteras.
El martes pasado fue un día tenso; las defensas aéreas israelíes detectaron dos proyectiles provenientes de Siria, algo inusual en el último año. Las sirenas sonaron en varios asentamientos en los ocupados Altos del Golán. La respuesta del Gobierno israelí no se hizo esperar: prometieron una «respuesta completa lo antes posible» y apuntaron directamente a Ahmed al Shara, presidente interino de Siria, como responsable. A su vez, este gobierno se defendió afirmando que su país «no representa amenaza alguna para nadie en la región».
No olvidemos que los Altos del Golán son un terreno disputado; Israel lo tomó durante la Guerra de los Seis Días (1967) y lo anexionó efectivamente en 1981. Este movimiento ha sido rechazado por la comunidad internacional y ahora más que nunca resuena con fuerza dada la situación actual post-Al Assad.