En un día que debería haber sido de esperanza, al menos 18 palestinos han muerto en un bombardeo brutal del Ejército de Israel. El ataque tuvo lugar contra varias tiendas de campaña que servían como refugio para desplazados, situadas dentro de una escuela en Jan Yunis, al sur de la Franja de Gaza. Fuentes médicas confirmaron que un dron israelí lanzó su mortal carga a primera hora del día, golpeando duramente a quienes ya se encontraban vulnerables por la ofensiva continua.
Las cifras son devastadoras. Además de los fallecidos, hay un número indeterminado de heridos. Lo más desgarrador es que entre las víctimas fatales se encuentran varios niños. Sin embargo, el Ejército israelí aún no ha dado explicaciones sobre este ataque inhumano.
La situación crítica del sistema sanitario
A medida que la violencia se intensifica, el Ministerio de Sanidad gazatí, bajo control del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), no puede contener su indignación. Este mismo día denunciaron otro ataque contra el Hospital Mártires de Al Aqsa, ubicado en Deir al Balá. El bombardeo afectó el edificio administrativo del complejo hospitalario y ha sembrado el pánico entre médicos y pacientes. En sus palabras: «la ocupación mantiene su política sistemática para socavar nuestro sistema sanitario».
La situación es insostenible y la comunidad internacional debe actuar ya. Se hace un llamado urgente para proteger las instalaciones sanitarias y condenar estos ataques brutales. Desde que comenzó esta ofensiva el 7 de octubre tras los ataques iniciales por parte de Hamás y otros grupos palestinos –que dejaron aproximadamente 1.200 muertos– más de 54.500 palestinos han perdido la vida, mientras que alrededor de 125.000 han resultado heridos. Un escenario desgarrador e incomprensible que nos obliga a reflexionar sobre nuestra humanidad.