La tensión comercial entre Estados Unidos y el resto del mundo se ha intensificado. Este lunes, el presidente Donald Trump ha dado un paso más en su agenda proteccionista firmando una directiva que eleva los aranceles sobre el acero y el aluminio, llevándolos del 25% al 50%. Esta medida entra en vigor a partir del 4 de junio, marcando un nuevo capítulo en la guerra comercial que parece no tener fin.
¿Qué significa esto para nosotros?
En palabras de Trump, «he determinado que es necesario y apropiado» este aumento. Aunque las industrias locales han intentado adaptarse, el presidente argumenta que los gravámenes anteriores no han sido suficientes para mantener la capacidad productiva necesaria. Sin embargo, también hay una mención especial para Reino Unido, que recibirá un trato diferente por un acuerdo bilateral reciente.
Por si fuera poco, Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, ha enviado cartas a socios comerciales recordándoles que la fecha límite para negociar está cada vez más cerca. «Vamos por buen camino para lograr buenos acuerdos», insistió en una rueda de prensa. Lo curioso es que Trump había suspendido temporalmente estos aranceles para facilitar las conversaciones. Pero parece que no hay vuelta atrás: después de hablar con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, se decidió extender esos aranceles hasta el 9 de julio.
Es evidente que esta situación está generando incertidumbre tanto en mercados como en industrias locales. La pregunta ahora es: ¿realmente logrará mejorar algo con estas medidas? Solo el tiempo lo dirá.