En un giro inesperado de los acontecimientos, el Ejército israelí ha hecho un anuncio que retumba en la región: por primera vez desde que cayera el régimen de Bashar al Assad, se han detectado lanzamientos de proyectiles desde Siria. Esto nos lleva a reflexionar sobre cómo las tensiones siguen vivas, incluso después de tanto tiempo.
Un ataque inédito tras un largo silencio
Este martes, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que han interceptado dos misiles que cruzaron la frontera siria y aterrizaron en zonas abiertas, lo cual activó las alarmas antiaéreas en los asentamientos de Haspin y Ramat Magshim, situados en los Altos del Golán. Imaginen la preocupación entre los residentes al escuchar esas sirenas; es una realidad que nadie desea vivir.
Por si esto no fuera suficiente para encender más el ambiente tenso, la agencia SANA ha reportado que las fuerzas israelíes respondieron atacando posiciones cercanas al río Yarmuk, en Daraa. Hay que recordar que esta región ha sido un punto caliente desde que Israel tomó control de ella durante la Guerra de los Seis Días en 1967 y luego se anexionó oficialmente en 1981. Desde entonces, la comunidad internacional no ha dejado de cuestionar esa decisión.
A medida que el conflicto sirio avanzaba y el régimen de Al Assad tambaleaba, Israel aprovechó para consolidar su influencia más allá de sus fronteras tradicionales. La situación siempre parece estar al borde del estallido.
Y como si esto fuera poco, casi al mismo tiempo se comunicó que las FDI también intercepataron un misil proveniente desde Yemen. Este ataque llega justo después de que los rebeldes hutíes confirmaran su intención de atacar el Aeropuerto Internacional Ben Gurión como respuesta a las agresiones contra Gaza. Aún no se sabe quién está detrás del último lanzamiento pero está claro: la insurgencia yemení no olvida ni perdona fácilmente.