En un contexto de creciente tensión, el Gobierno israelí se ha apresurado a negar que sus fuerzas hayan abierto fuego contra civiles gazatíes en medio de un reparto de ayuda humanitaria en Rafá, una ciudad situada al sur de la Franja de Gaza. Todo esto ocurre tras las duras acusaciones lanzadas por las autoridades palestinas, que hablan de 27 vidas perdidas a causa del Ejército. «Nuestros soldados detectaron a varias personas desviándose de la ruta aprobada», explicó David Mencer, portavoz del Ejecutivo israelí. «Esto sucedió aproximadamente a medio kilómetro del centro donde se distribuía la ayuda. Nuestras tropas reaccionaron con disparos de advertencia», añadió.
La realidad sobre el terreno
A pesar de estas advertencias, Mencer aseguró que algunas personas siguieron avanzando hacia los soldados, lo que llevó a un nuevo intercambio de disparos. “Las Fuerzas de Defensa están haciendo lo posible para facilitar el acceso a la ayuda”, insistió, aunque reconoció estar al tanto de las denuncias sobre víctimas y prometió analizar el incidente más a fondo.
No obstante, el portavoz también desestimó categóricamente las acusaciones sobre la muerte de al menos 31 palestinos ocurridas durante otro reparto días atrás: “La investigación inicial confirma que esas graves afirmaciones se basan principalmente en propaganda del movimiento Hamás”, sentenció sin titubear.
Desde el enclave controlado por Hamás, no han tardado en salir voces condenando lo sucedido. En paralelo, el general Effie Defrin mostró un mapa durante una rueda de prensa donde reveló los movimientos del Ejército en Gaza; es la primera vez que se hacen públicos estos detalles operativos. Así, mientras unas divisiones avanzan hacia Jan Yunis y otras patrullan la ciudad de Gaza y su norte, continúa una situación cada vez más tensa y llena de incertidumbre.