Este domingo, los ciudadanos mexicanos tienen una cita crucial con las urnas. En juego está la composición de la Judicatura, y todo apunta a que la presidenta Claudia Sheinbaum podría salir como gran ganadora en esta misión por erradicar la corrupción judicial, una lucha que comenzó su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, el ambiente está cargado de críticas: muchos ven estas elecciones como un intento descarado de politizar a los jueces.
La encrucijada electoral
Los votantes tendrán que elegir a 881 jueces federales, incluyendo todos los miembros del Tribunal Supremo y cinco integrantes de un nuevo tribunal disciplinario que podrá destituir a magistrados. Además, habrá elecciones judiciales en 19 estados. El Gobierno sostiene que esta reforma es esencial para depurar el sistema judicial de corruptos y prácticas nepotistas. Pero aquí viene lo complicado: los opositores argumentan que se están socavando las bases del Estado de derecho al mezclar política y justicia.
Sheinbaum ha sido clara al criticar a aquellos que desean mantener un régimen de corrupción en el Poder Judicial y ha rechazado las acusaciones sobre amaños electorales. “¡Nada más falso!”, dice con firmeza. Asegura que si realmente quisieran hacer cambios profundos, habrían realizado reformas como las de 1999, donde se destituyó a ministros y ministras sin dar explicaciones claras.
A medida que avanza el día electoral, también surgen voces expertas como Ulises Beltrán, director de BGC, quien asegura que “el equilibrio de poder en México ha terminado”. Y es que hay quienes creen firmemente que varios magistrados afines al partido Morena están casi asegurando sus puestos en el Tribunal Supremo.
En medio de toda esta turbulencia, Guadalupe Taddei, la responsable electoral, anunció que no se publicarán resultados preliminares esa misma noche debido a complicaciones logísticas. Sin embargo, sí tendremos información sobre la participación electoral casi inmediatamente.