En un contundente aviso que no deja lugar a dudas, la ONU ha puesto sobre la mesa una realidad desgarradora: Gaza es actualmente el lugar con más hambre del mundo. Según las palabras de Jens Laerke, portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el 100% de los habitantes de este territorio están al borde de la hambruna. ¿Cómo hemos llegado a este punto?
El caos como telón de fondo
Durante una rueda de prensa en Ginebra, Laerke cuestionó abiertamente el plan israelí para distribuir ayuda humanitaria, que ha resultado en un verdadero caos. Con tono preocupado, señaló que Gaza es “la única zona delimitada donde cada persona enfrenta el riesgo inmediato de morir de hambre”. A pesar del esfuerzo por permitir un goteo escaso de suministros tras meses de bloqueo, esto no es suficiente. La situación pide a gritos una inundación de ayuda, no un simple goteo.
Aunque se han autorizado casi 900 camiones a través del paso Kerem Shalom desde su reapertura, sólo unos 600 han podido descargar su carga vital. Pero el problema radica en que estas rutas están saturadas y los protocolos impuestos parecen ser más obstáculos que soluciones. Laerke enfatizó que las preocupaciones israelíes sobre un posible desvío hacia Hamás—algo que ni siquiera está confirmado—no son excusas válidas para perpetuar este estado crítico.
La desesperación palpable entre los ciudadanos ha llevado a reacciones extremas; muchos solo buscan alimentar a sus familias en medio del caos. Este escenario ya ha derivado en situaciones extremadamente peligrosas. Y si pensamos que todo esto ocurre mientras el 81% de Gaza está declarado como zona militar o área de evacuación debido al conflicto creciente, nos damos cuenta del nivel insostenible al que hemos llegado.