En un giro inesperado, Elon Musk ha decidido dar un paso atrás en su papel como «empleado especial del Gobierno» de Donald Trump. El anuncio llegó el miércoles, justo después de que el magnate sudafricano expresara su decepción con la reforma fiscal del presidente, que consideró insuficiente y peligrosa para su trabajo en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
Musk no se guardó nada y dejó claro su sentir: «Agradezco al presidente Trump por darme la oportunidad de intentar reducir el gasto derrochador», escribió en su cuenta de X. Pero lo cierto es que su entusiasmo parecía haber disminuido considerablemente. En una reciente entrevista, confesó que le chocó ver cómo el proyecto de ley aumentaba el déficit en lugar de reducirlo.
Una salida predecible
Las fuentes cercanas a la Administración confirmaron que Musk dejará oficialmente la Casa Blanca esta noche. Y aunque al principio parecía tener buena química con Trump, cada vez se notaba más la distancia entre ellos. Desde que asumió el DOGE, las decisiones han sido polémicas; muchos empleados fueron despedidos y se recortaron actividades clave en ayuda exterior.
A medida que las dificultades financieras empezaban a afectar a Tesla, donde los beneficios cayeron drásticamente, Musk ya había anunciado una reducción en sus responsabilidades como asesor gubernamental. La política está llena de sorpresas, pero esta parece ser una salida más bien esperada tras las tensiones crecientes entre ambos.