En un giro que nadie esperaba, el Estado Islámico ha decidido hacerse oír. Este jueves, el grupo terrorista se atribuyó su primer ataque dirigido a las nuevas autoridades sirias, justo después de la huida de Bashar al Assad del país en diciembre de 2024. La situación está que arde y este comunicado no hace más que añadir leña al fuego.
A través de la agencia de noticias Amaq, han afirmado que han matado y herido a siete miembros del régimen sirio gracias a la explosión de un artefacto en un vehículo gubernamental en Suwaida, una región situada al suroeste del país. Pero eso no es todo; el Observatorio Sirio de Derechos Humanos nos dejó saber que, antes de esta declaración, ya había habido un ataque donde una mina detonada por uno de los miembros del Estado Islámico hirió a tres soldados y cobró la vida de otra persona.
Un cambio preocupante en el juego
Esto es solo el principio. Según el Observatorio, esta reivindicación marca un cambio significativo en las tácticas del Estado Islámico: por primera vez se atribuyen operaciones contra lo que ellos consideran el nuevo ejército sirio. No podemos ignorar lo inquietante que resulta esto; con cada ataque se va dibujando un panorama aún más sombrío para Siria.
Nuestra comunidad debe estar alerta ante estos hechos. En medio del caos y la desestabilización política, vemos cómo surge este grupo buscando afianzarse nuevamente. Cada declaración y cada acción cuentan en este contexto donde la violencia parece no tener fin.