En un nuevo episodio de la saga Trump, el presidente de Estados Unidos se ha lanzado a la carga contra la Unión Europea. Este viernes, desde su despacho en la Casa Blanca, dejó claro que el futuro de los aranceles sobre productos europeos pende de un hilo: «Si las empresas europeas deciden trasladar sus plantas a EEUU, no habrá aranceles del 50 por ciento», afirmó con firmeza. Sin embargo, si alguien decide construir en suelo estadounidense, parece que podría haber espacio para una pequeña negociación. Pero eso sí, solo mientras se levantan las fábricas.
Una advertencia clara
Cuando le preguntaron si había algo que la UE pudiera hacer para evitar esta tormenta comercial, Trump no dudó en señalar que está dispuesto a esperar hasta el 1 de junio para ver qué pasa. «Así son las cosas», dijo sin inmutarse. En su opinión, Europa no ha tratado bien a Estados Unidos y es evidente que tiene muchas cuentas pendientes. Para él, los Veintisiete han estado jugando al aprovechamiento descarado y eso no lo va a tolerar más.
El presidente también presumió de haber alcanzado acuerdos sólidos con Reino Unido y mencionó que hay muchos otros listos para ser firmados. Sin embargo, horas antes había lanzado este ultimátum: si las negociaciones no avanzan, él está listo para imponer ese abrumador arancel del 50 por ciento. Acusó a la UE de crear barreras comerciales injustas y manipulaciones monetarias que han llevado a un déficit comercial totalmente inaceptable entre ambas potencias.
A pesar del estruendo generado por sus declaraciones, la Comisión Europea ha decidido mantener silencio ante este nuevo ataque verbal. Lo único que sabemos es que ya tenían programada una llamada entre Maros Sefcovic y Jamieson Greer antes de esta polémica; pero hasta ahora no se han pronunciado públicamente.