MADRID, 23 de mayo. La Universidad de Harvard ha decidido alzar la voz y presentar una demanda contra la reciente decisión de la Administración Trump, que prohíbe la matriculación de estudiantes extranjeros. Este nuevo capítulo en la tensa relación entre Harvard y el gobierno actual no es más que otro ejemplo del clima hostil hacia las instituciones educativas, acusadas ahora de ser caldo de cultivo para el antisemitismo y el apoyo a movimientos considerados ‘proterroristas’ en medio del conflicto en Gaza.
Una lucha por los derechos
La demanda se dirige directamente contra figuras clave como Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional; Todd Lyons, director interino del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE); Pam Bondi, fiscal general; y Marco Rubio, secretario de Estado. Todo esto ocurre porque si esta orden se mantiene, Harvard quedará sin estudiantes internacionales durante el curso académico 2025-2026. Los afectados tendrán que encontrar otra universidad o enfrentarán la pérdida de su estatus legal.
Para poder revertir esta situación antes del próximo año académico, Harvard debe presentar toda la información necesaria en un plazo menor a 72 horas. En un comunicado reciente, Alan Garber, presidente de la universidad, califica esta acción como «ilegal e injustificada», advirtiendo sobre los peligros que representa para miles de estudiantes que ven peligrar su futuro educativo. «A todos los afectados: sois miembros vitales de nuestra comunidad. Estamos aquí para apoyaros mientras luchamos para mantener las puertas abiertas al mundo», concluye Garber con un tono firme pero solidario.