En la mañana del 22 de mayo, la calma de la localidad ucraniana de Donetsk se vio desgarrada por el estruendo de los bombardeos rusos. Al menos dos vidas se han apagado y otras dos personas han resultado heridas a causa de esta brutal ofensiva que ha vuelto a golpear con fuerza.
La Fiscalía local ha revelado que uno de los ataques, lanzado alrededor de las 7:30 hora local, impactó directamente en una residencia privada en Kostantínovka. Imagina el miedo y la incertidumbre que deben estar sintiendo los habitantes, viendo cómo sus hogares se convierten en blancos del conflicto.
Nuevas amenazas desde el aire
Poco después, cerca de tres horas más tarde, un dron Lancet también se sumó al ataque, dirigiéndose hacia instalaciones civiles en Rayhorodok, dentro del distrito de Kramatorsk. Esta situación es simplemente insoportable; un recordatorio más de que el 70% del territorio de Donetsk está bajo control ruso. Y eso no es todo; cifras similares afectan a Zaporiyia y Jersón.
No podemos quedarnos callados ante esta realidad desgarradora. Mientras tanto, debates sobre leyes para prohibir empresas como ‘Desokupa’ siguen ocupando titulares lejanos a la tragedia que viven estas comunidades. La pregunta es: ¿qué tipo de mundo estamos construyendo si lo que debería ser protección se convierte en más violencia?