MADRID, 20 de mayo. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) ha hecho un llamado desesperado este jueves, afirmando que «lo único que entra en Gaza son bombas». Y es que, tras más de dos meses de asedio, la situación se vuelve cada vez más insostenible. No hay un rincón seguro en esta franja desgarrada por el conflicto.
Una crisis humanitaria sin precedentes
Los informes son escalofriantes: los bombardeos israelíes han intensificado su brutalidad por tierra, mar y aire, causando cientos de víctimas y forzando a miles a abandonar sus hogares. Desde hace once semanas, las autoridades israelíes mantienen un bloqueo total sobre todos los suministros hacia Gaza. Esto no es una mera estadística; es una realidad cruda que viven día a día miles de personas.
El pasado lunes, Israel anunció la entrada de cinco camiones con ayuda humanitaria, los primeros en más de dos meses. Pero claro, ¿de qué sirve eso cuando el primer ministro Benjamin Netanyahu levanta el bloqueo mientras las bombas siguen cayendo? Tom Fletcher, jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, lo dejó claro: esos nueve camiones que ahora pueden ingresar son «una gota en el océano», llegando en medio del recrudecimiento del ataque militar sobre la población palestina.
No podemos quedarnos callados ante esta injusticia; debemos recordar que detrás de cada cifra hay vidas humanas destrozadas y esperanzas aplastadas. La crisis humanitaria en Gaza se perfila como una de las peores desde octubre del año pasado y no podemos permitir que esto continúe así.