La situación en Gaza sigue siendo crítica. A pesar de que Israel ha autorizado la entrada de 93 camiones con ayuda humanitaria a través del cruce de Kerem Shalom, la realidad es que los suministros no han podido llegar a donde más se necesitan. Stéphane Dujarric, portavoz de la ONU, ha dejado claro en una rueda de prensa que sus equipos han estado esperando horas para obtener el permiso necesario y poder recoger esos suministros. Sin embargo, la frustración es palpable: «Aunque los camiones hayan llegado, no hemos logrado asegurar su llegada a nuestros almacenes», explica Dujarric.
Complicaciones logísticas y desconfianza mutua
El proceso es mucho más complicado de lo que parece. La ayuda debe ser descargada del lado palestino y luego recargada antes de avanzar hacia su destino final. «Necesitamos también el visto bueno de las fuerzas israelíes para recogerlos», añade Dujarric. Mientras tanto, Hamás contradice las afirmaciones israelíes sobre la llegada efectiva de estos camiones, alegando que no ha entrado ningún suministro hasta ahora.
La comunidad internacional observa con inquietud este tira y afloja entre autoridades. Las voces desde Gaza instan a proteger las caravanas con ayuda humanitaria y piden un esfuerzo colectivo para facilitar su acceso: «Hacemos un llamamiento a la responsabilidad nacional», resaltan desde allí. Por su parte, COGAT asegura que toda la ayuda ha pasado por rigurosos controles antes de entrar al enclave.
A medida que las tensiones aumentan y las necesidades crecen, se hace evidente que cualquier mejora en la situación es solo una gota en el océano frente al sufrimiento diario del pueblo gazatí. La comunidad internacional debe hacer un esfuerzo real por garantizar que esta ayuda llegue donde más se necesita, sin más obstáculos ni excusas.