En una tarde que prometía ser como cualquier otra, un fatídico accidente ha dejado a la comunidad de Kuara, en el oeste de Nigeria, sumida en el luto. Un barco sobrecargado, arrastrado por las furiosas corrientes de un río desbordado, se hundió y con él, al menos 37 vidas se apagaron. Todos ellos eran comerciantes que regresaban a casa tras un día agotador en el mercado de Gbajigbo-Mudi.
El dolor de una comunidad
La noticia ha sido confirmada por Mahmud Gbaijbo, expresidente del Gobierno estatal, quien reveló que los cuerpos fueron recuperados por equipos de salvamento comunitarios. “Fue un momento devastador”, compartió Gbaijbo con el diario ‘Punch’, recordando cómo ocurrió todo alrededor de las 18:00 del jueves. La combinación mortal entre la sobrecarga del barco y el aumento del nivel del agua provocó este trágico desenlace.
No podemos dejar de preguntarnos: ¿hasta cuándo seguirán ocurriendo estas tragedias? Es desgarrador ver cómo la falta de medidas adecuadas puede llevar a situaciones tan extremas. La comunidad ahora llora a sus seres queridos, mientras los responsables miran hacia otro lado. Una vez más, nos enfrentamos a una realidad donde lo humano parece quedar relegado ante lo administrativo.