Este viernes, Estambul se convierte en el escenario de un encuentro que podría ser crucial. Las delegaciones de Rusia y Ucrania han comenzado a dialogar por primera vez en tres años, aunque sin la presencia de sus líderes, Vladimir Putin y Volodimir Zelenski. El ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, ha tomado la palabra para instar a ambos lados a «aprovechar esta oportunidad para avanzar en el camino de la paz».
La esperanza entre ruinas
Fidan no se ha cortado al señalar que estamos en un punto crítico: «Hay dos caminos por delante. Uno conduce a la paz y el otro nos sumerge aún más en la destrucción y el sufrimiento». Es un mensaje directo que resuena con fuerza; las decisiones que tomen ambos países ahora podrían cambiar el rumbo del conflicto.
Poco antes, se había celebrado una reunión trilateral entre Ucrania, Turquía y Estados Unidos. En ella, Rustem Umerov, el ministro de Defensa ucraniano, mostró la disposición de Kiev para alcanzar un alto el fuego «completo e incondicional». Umerov dejó claro que los esfuerzos por la paz están sobre la mesa: «Hemos coordinado nuestras posiciones con nuestros colegas antes de este encuentro», afirmó vía Telegram.
A pesar del optimismo que parece flotar en el aire, es importante recordar que estas conversaciones empiezan sin los máximos mandatarios presentes. Zelenski había calificado días atrás como una “farsa” la ausencia de Putin. La delegación rusa está liderada por Vladimir Medinski, quien ya participó en las fallidas negociaciones del año pasado también celebradas aquí mismo.
No olvidemos que cada momento cuenta; como dijo Umerov, “la paz solo será posible si Rusia muestra voluntad real para actuar”, incluyendo un alto al fuego inmediato y gestos humanitarios como el regreso de niños deportados. Es tiempo de elecciones difíciles y decisiones valientes; esperemos que ambas partes estén listas para dar ese paso hacia adelante.