MADRID, 16 de mayo. La montaña, que a menudo se presenta como un desafío imponente, ha cobrado dos vidas en esta temporada de ascensos al Everest. Dos montañistas, uno filipino y otro indio, han muerto en circunstancias desgarradoras que nos recuerdan los peligros de estas alturas.
Las autoridades nepalíes han confirmado que el primero fue Philip II Santiago, un hombre de 45 años que sucumbió al agotamiento tras alcanzar el Campamento IV. Su cuerpo fue encontrado el jueves, pero debido a las extremas condiciones meteorológicas y las complicaciones logísticas para evacuarlo, todavía permanece allí, a unos 7.900 metros sobre el nivel del mar. Es una situación dura e inquietante; es desgarrador pensar que su esfuerzo y sacrificio están atrapados entre las nieves eternas del Himalaya.
El descenso fatal
Por otro lado, Subrata Ghosh, un ciudadano indio también de 45 años, falleció cerca del escalón de Hillary mientras descendía después de haber alcanzado la cumbre. Según su guía, Ghosh comenzó a mostrar claros signos de agotamiento y malestar por la altitud durante el descenso. En ese momento crítico decidió que no podía continuar. “Ghosh se negó a moverse”, reveló su guía con tristeza. Esto nos deja pensando sobre lo frágil que puede ser la vida ante la majestuosidad y los desafíos implacables de la naturaleza.
Ahora mismo hay esfuerzos en marcha para recuperar el cuerpo de Ghosh y trasladarlo al Campamento IV. Este trágico episodio es un recordatorio poderoso del respeto que debemos tener hacia estas montañas imponentes y los riesgos asociados con ellas. Ambos hombres formaban parte de una expedición organizada por Mountaineering Association of Krishnanagar-Snowy Everest.