MADRID, 13 de mayo. – La situación en Pakistán se ha vuelto insostenible tras los recientes ataques de India, que han dejado un doloroso saldo de 40 civiles muertos, entre ellos 15 niños, y 11 militares. Este es uno de los episodios más devastadores en el conflicto entre ambos países en casi 25 años. El Ejército paquistaní no ha dudado en calificar estos ataques como «cobardes, no provocados y absolutamente condenables».
Aparte de las vidas perdidas, al menos 121 civiles han resultado heridos, mientras que las autoridades defensivas del país han justificado su «respuesta decidida» durante el enfrentamiento del sábado, justo antes de que ambas naciones acordaran un alto el fuego. Las Fuerzas Armadas de Pakistán aseguraron que llevaron a cabo «golpes precisos» como reacción a las acciones indias, reafirmando que cualquier intento de desafiar su soberanía encontrará una respuesta rápida y contundente.
Una nación unida frente a la adversidad
En medio de este clima tenso, el Ejército paquistaní ha hecho hincapié en la fortaleza del pueblo frente a la agresión externa, extendiendo sus condolencias a las familias afectadas por esta tragedia. Como bien dicen ellos: «El noble sacrificio de nuestros mártires es un símbolo duradero de valentía y patriotismo». Sin embargo, lo cierto es que esta escalada violenta se ha intensificado desde un atentado ocurrido en abril en Cachemira india, donde murieron 26 personas, muchas de ellas turistas. Desde entonces, Nueva Delhi ha apuntado con dedos acusadores hacia Islamabad por este incidente, desatando una serie de represalias.