MADRID, 12 de mayo. El Old Bailey, el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales, ha dictado sentencia este lunes contra seis ciudadanos búlgaros que se encontraban en el ojo del huracán tras ser acusados de espiar para el Gobierno ruso. Estos individuos, que se hacían llamar ‘Los Minions’, son Orlin Roussev, Bizer Dzhambazov, Katrin Ivanova, Ivan Stoyanov, Vania Gaberova y Tihomir Ivanchev. La justicia les ha caído con todo su peso: entre 5 y 10 años de prisión.
Un espionaje sin tapujos
La gravedad de los cargos no deja lugar a dudas. Estos seis búlgaros fueron condenados por llevar a cabo actividades de espionaje contra periodistas, disidentes y militares ucranianos no solo en Londres, sino también en Austria, España, Alemania y Montenegro. El secretario de Estado británico para la Seguridad, Dan Jarvis, ha mostrado su satisfacción con las sentencias impuestas y ha subrayado que deben servir como un claro aviso para aquellos que amenazan la seguridad del Reino Unido.
Roussev, el cabecilla del grupo con 47 años a sus espaldas, aceptó su implicación junto a su mano derecha Dzhambazov (44 años). Así fue como ambos recibieron penas de 10 años y 8 meses y 5 años y 3 semanas respectivamente. Por otro lado, Katrin e Ivanova (33) y Vania Gaberova (30), quienes ya habían sido halladas culpables anteriormente por delitos contra la seguridad nacional han recibido penas que oscilan entre los seis años y más de nueve. La curiosidad aquí es que Gaberova reconoció durante su declaración formal que ser espía para Rusia era “emocionante y glamuroso”. Un comentario inquietante considerando la gravedad del asunto.
A lo largo del periodo entre agosto de 2020 y febrero de 2023 se orquestó una conspiración cuyo objetivo era recabar información valiosa para el enemigo. En este juego peligroso Roussev logró embolsarse una suma considerable en criptomonedas; nada menos que más de 173.000 libras (205.000 euros), cifra significativamente mayor al dinero que distribuyó entre sus cómplices.
Las fuerzas del orden británicas también desenterraron pasaportes falsificados pertenecientes a al menos nueve países diferentes dentro del hotel donde se alojaba Roussev en Yarmouth. Pero eso no fue todo: también encontraron equipos diseñados para crear esos documentos truchos así como micrófonos camuflados en objetos tan cotidianos como una piedra o incluso un peluche inspirado en los personajes ‘minions’.