MADRID, 12 de mayo. La situación en la Franja de Gaza es cada vez más desesperante. La ofensiva militar israelí y el estrangulamiento del envío de ayuda humanitaria han llevado a que 244.000 personas, un inquietante 12 por ciento de la población, se encuentren en lo que se conoce como fase cinco o ‘catástrofe’. Esto no es solo un número; son vidas humanas que están sufriendo.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) no ha dudado en lanzar un aviso claro: casi toda la población gazatí, alrededor de 2,1 millones, está al borde del hambre después de 19 meses de conflicto. Según su informe, ya un asombroso 93 por ciento, esto es casi dos millones de personas, enfrenta carencias alimentarias graves.
Una crisis que no da tregua
No podemos quedarnos parados mientras esto sucede. La FAO advierte que las cosas van a ir a peor si no se toman medidas pronto. Su director general, Qu Dongyu, ha sido claro: “la comunidad internacional debe actuar ya”. Cada minuto que pasa sin una respuesta efectiva significa acercarnos más a una hambruna devastadora en esta región palestina tan golpeada.
No podemos olvidar que el derecho a la alimentación debería ser innegable para todos. ¿Qué pasa con los suministros humanitarios? Se necesita una reanudación inmediata y a gran escala porque aquí ya no hay medios mínimos para sobrevivir. Lo poco que queda se reduce al autoconsumo; incluso los campos agrícolas están arruinados o destruidos, con hasta 75 por ciento de ellos fuera de combate. Y si echamos un vistazo más profundo, veremos que más de dos tercios de los pozos agrícolas estaban inoperativos al inicio del año.
A pesar del clamor desesperado desde dentro y fuera, Israel mantiene cerrados los pasos para enviar ayuda humanitaria. Más de dos meses han pasado desde el comienzo del bloqueo férreo y la gente está llegando al límite, así como las organizaciones dispuestas a ayudarles en esta crisis sin precedentes.