El próximo viernes, la icónica Plaza Roja de Moscú se vestirá de gala para celebrar el 80 aniversario del triunfo soviético sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Pero este año, la ocasión estará marcada por un trasfondo muy diferente, ya que Rusia se encuentra aislada tras su invasión a Ucrania. Con esto en mente, Vladimir Putin buscará mostrar al mundo que aún tiene un peso significativo, y lo hará recibiendo a una veintena de líderes internacionales.
Entre ellos destaca Xi Jinping, presidente de China, quien llega no solo para recordar el fin de la guerra, sino también como un símbolo del apoyo que le queda a Moscú. Putin, siempre astuto, aprovechará este evento para hacer paralelismos entre aquel conflicto y la situación actual en Ucrania. Más de 25 millones de soviéticos perdieron la vida en lo que ellos llaman la Gran Guerra Patria; un precio altísimo que según Moscú aún no ha sido suficientemente reconocido por Europa.
Acompañados de líderes internacionales
No solo Xi estará presente; otros doce países se unirán al desfile: Egipto, Vietnam y Bielorrusia son solo algunos ejemplos. Curiosamente, Corea del Norte ha decidido no enviar tropas a marchar por las calles moscovitas, aunque sus soldados siguen luchando junto a los rusos en el frente de Kursk.
Aparte del despliegue militar habitual que acompaña estos eventos tan grandiosos, se espera ver una quincena de jefes de Estado. Entre ellos figuran nombres como Nicolás Maduro, Aleksandar Vucic, o incluso el presidente cubano Miguel Díaz-Canel. Y si hablamos de África, Ibrahim Traoré representará el creciente interés ruso en esa región tras años de desprestigio francés.
No todo es color rosa para Putin. La Unión Europea está atenta y ha advertido sobre las consecuencias para aquellos miembros que asistan al desfile. Eslovaquia sí mandará representantes, pero Hungría ha declinado la invitación con firmeza: “No iríamos ni aunque hubiera buenas relaciones”, han dicho rotundamente desde Budapest. En cambio, el primer ministro indio Narendra Modi canceló su asistencia debido a tensiones recientes con Pakistán.
A medida que nos acercamos al día del desfile, queda claro que Putin intentará sacar pecho ante el mundo mientras busca aliados en tiempos difíciles. Este evento no es solo una celebración; es una declaración y un recordatorio constante del pasado bélico y las complejas relaciones diplomáticas actuales.